Mi universo en 50 metros cuadrados

'Inmenso, sa: Muy grande o muy difícil de medir o contar.' Pues sí, el universo es inmenso. Como escribía en El País Vicent J. Martínez (Observatori Astronòmic de la Universitat de València), «entender las escalas cósmicas no resulta fácil, ya que los tamaños de las estrellas y las galaxias, así como las distancias que nos separan de ellas son tan enormes que nuestra experiencia cotidiana no es de gran ayuda para hacernos una idea de la inmensidad del universo.»

Por ejemplo, mi experiencia cotidiana es la de vivir en un piso de 50 metros cuadrados. «Un piset amanós», por decirlo bonito. Resulta fácil visualizar un espacio de estas dimensiones. Pero, ¿y si hablamos de los más de 12.700 km de diámetro del planeta que habitamos? O de los cerca de 1.400.000 km de diámetro del Sol... Ahí la cosa ya cambia. También resulta complicado hacerse una idea de las distancias. Citando de nuevo a Vicent J. Martínez: «Aunque los viajes por nuestra Galaxia son bastante comunes en historias de ficción como Stars Wars, la realidad es bien distinta. Basta con considerar que la separación promedio entre las estrellas de la Vía Láctea es de 10 millones de veces el diámetro de una estrella típica y, por tanto, los viajes interestelares son hoy por hoy impracticables. La extensión de la Galaxia es de 100.000 años luz. Para visualizarla, necesitamos cambiar de analogía. Si ahora nuestro campo de fútbol correspondiera a toda la Vía Láctea, una estrella gigante tendría, a esa escala, el diámetro del virus del resfriado -ultramicroscópico- y la distancia entre el Sol y Proxima Centauri sería del tamaño de una hormiga.»

Las analogías, pues, resultan clave para entender el universo y sus dimensiones. Así, la mesa que tengo en la cocina-salón-comedor, que mide 60 cm de diámetro, representará ahora el Sol (la Navidad también ha llegado a nuestra estrella). Cogeremos este mueble como referencia para compararlo con las dimensiones de los planetas que orbitan a su alrededor, según la siguiente escala:


¿Cómo se 'traduce' esto en objetos? Es el momento de quitar la decoración navideña de la mesa, poner el mantel y buscar por la despensa. De izquierda a derecha tenemos: Mercurio, casi medio grano de arroz basmati; Venus y la Tierra, aproximadamente un cuarto de anillo de cereal; Marte, la otra parte del grano de arroz, que debería ser un poco más grande que el primero; Júpiter, un limón; Saturno, una mandarina; Urano, un fusilli que se ha roto ligeramente, y Neptuno, el fusilli más perjudicado del paquete. Atendiendo a la misma escala, la Luna, con sus 3.476,2 km de diámetro, equivaldría a un objeto de 0,15 cm, es decir, como una miguita de pan.

¿Y qué pasa con las distancias? Aunque las infografías que ofrecen los libros de texto y los medios den otra impresión, lo cierto es que las distancias son enormes, incluso aplicando nuestra escala de andar por casa. Tanto, que harían falta varios pisos para que coincidieran el Sol y la Tierra y un buen trozo de carretera para que entrase Neptuno.

150 millones de kilómetros es la distancia promedio entre la Tierra y el Sol, lo que equivaldría a 6.470,2 centímetros de nuestra escala. Es decir, casi 65 metros separarían la mesa-Sol de ese cachito de cereal. Esta distancia se conoce como unidad astronómica (UA). Por ejemplo, Mercurio, el planeta más cercano, está a 0,387 UA, 25 metros en nuestra escala. Y Neptuno, el más lejano, a 30,06 UA, casi 2 km en nuestra escala.

Ahora bien, «our solar system extends much farther than the eight planets that orbit the Sun», nos recuerda la NASA. Pero dejaremos esta exploración para próximos episodios...

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