Fotografía de Cássio Abreu |
Se han catalogado aproximadamente 1,2 millones de especies. Ahora bien, en un trabajo publicado en 2011 en Plos Biology, el equipo de investigación liderado por Camilo Mora calculaba que puede haber unos 8,7 millones (±1,3 millones SE) de especies eucariotas en la Tierra, de las cuales unos 2,2 millones (±0,18 millones SE) serían marinas. El 86% de las especies terrestres y el 91% de las marinas siguen pendientes de descripción. Como afirmaba en una entrevista para la revista Mètode la doctora en Ciencias Biológicas Anna Traveset, "la mayor parte de la biodiversidad todavía está por describir". Pero Traveset además alertaba de que "se está perdiendo mucha biodiversidad en casi todos los biomas del planeta". De hecho, puede ser que estén desapareciendo especies que aún no hemos descubierto, y esta pérdida de biodiversidad puede afectar también al propio funcionamiento de los ecosistemas y a su estabilidad a lo largo del tiempo.
Las principales amenazas a la biodiversidad
¿Cuáles son las causas de la pérdida de biodiversidad? Traveset responde esto: "Los principales motores de este cambio global que está ocurriendo a escala planetaria son consecuencia de actividades humanas, y eso es algo que hay que tener claro. Serían el cambio climático, la pérdida de hábitat, las especies invasoras y la contaminación. La número uno, la que está provocando más pérdida de biodiversidad en el planeta, es la pérdida de hábitat, la fragmentación de los hábitats y los cambios del uso del suelo. Pero también tiene un gran impacto para la biodiversidad la contaminación y la deposición de nutrientes de los fertilizantes, de los pesticidas y de todo lo que estamos usando." Simple y llano: la pérdida de biodiversidad alrededor del mundo es debida a la actividad humana. Y dentro de esta actividad podemos incluir la deforestación, la agricultura y la ramadería, la urbanización, la explotación de minerales, el comercio ilegal, la caza, la pesca...
Infografía publicada por la European Environment Agency |
Un estudio publicado en Nature este 20 de abril muestra que la interacción entre los índices de calentamiento climático histórico y el uso intensivo del suelo agrícola se asocia con reducciones de casi el 50% en la abundancia y del 27% en el número de especies dentro de los conjuntos de insectos en relación con aquellos en hábitats menos perturbados con menores índices de calentamiento climático histórico.
"El cambio climático y la pérdida de biodiversidad, dos grandes crisis mundiales, son también dos caras de la misma moneda. Sus efectos combinados en la producción de alimentos hacen que la salud, el bienestar y los medios de vida de muchas personas en los trópicos y fuera de ellos pendan de un hilo. La pérdida de biodiversidad de los insectos es una parte crucial, pero aún poco estudiada, de esta historia", afirman los investigadores Tim Newbold y Charlotte L. Outhwaite.
Otra investigación reciente, centrada en más de 10.000 especies de reptiles, revela que el 30% de los que viven en los bosques y el 14% de los que se encuentran en hábitats áridos están en peligro de extinción debido principalmente a la pérdida de hábitat por la tala y la transformación hacia la agricultura y la ganadería.
Los 'falsos' bosques de eucalipto
Tras la Guerra Civil, en el Estado español se llevaron a cabo numerosas repoblaciones forestales con eucalipto para paliar la escasez de materia prima y favorecer la creación de puestos de trabajo, cambiando superficies de bosques nativos por 'falsos' bosques de eucalipto.
Diversos estudios apuntan a estas plantaciones como empobrecedoras de la biodiversidad. Un trabajo encabezado por los investigadores de la Universdiad Rey Juan Carlos Alberto L. Teixido y Luis G. Quintanilla publicado en 2010 estudiaba la transformación sufrida por el bosque de las Fragas do Eume, declarado Parque Natural en 1997, y resolvía que había perdido el 20% de su territorio en los últimos 50 años, que el paisaje de ribera de avellanos y alisos, que actúa como refugio de especies únicas de helechos, se había recortado en 48 kilómetros y que el bosque autóctono de macizos frondosos había perdido 647 hectáreas. El principal responsable sería "la progresiva y desaforada plantación de eucaliptos", reduciendo la superficie de los bosques autóctonos y causando efectos sobre la conservación, abundancia y distribución de las especies locales.
En 2017 se divulgó otra investigación, en este caso de integrantes del grupo Ecoevo de la Universidad de Vigo, que indicaba que las plantaciones de especies como el eucalipto afectan negativamente al ecosistema de los ríos gallegos, al provocar una reducción de la biodiversidad de estos hábitats, según un estudio de los usos del suelo en dieciséis regatos afluentes del río Lérez, en Pontevedra.
El río Lérez en San Xurxo de Sacos. Fotografía de Adrián Estévez |
Precisamente el impacto de las plantaciones de eucalipto sobre los ríos de la cornisa Cantábrica es lo que lleva más de tres décadas estudiando un grupo de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea liderado por Jesús Pozo. Algunos de los efectos de los eucaliptales sobre la biodiversidad serían los siguientes, según enumeran en un artículo para The Conversation:
- Sus hojas son tóxicas para la mayoría de animales.
- Los ríos bajo eucaliptal reciben menos hojarasca y de peor calidad que los que discurren bajo bosques autóctonos, lo cual acaba alterando las comunidades, principalmente de hongos e invertebrados. Estos últimos son menos abundantes, crecen menos y mueren antes en ríos bajo eucaliptal.
- Los peces, que se alimentan de invertebrados, ven reducida su abundancia.
- La tala mecanizada de los eucaliptales, cada 12 años, requiere de una red muy densa de vías de saca para poder llegar a cada árbol. Las pistas, junto a las matarrasas tan frecuentes, fomentan la pérdida de suelo y el enturbiamiento de los ríos. Así, cada vez que se talan los árboles, la capa superficial del suelo es arrastrada por las lluvias y acaba en los ríos, afectando negativamente a su biota.
- En el País Vasco se ha comprobado que los eucaliptales afectan de forma negativa a las comunidades de anfibios y de aves. En otras regiones se ha descrito que el eucalipto libera sustancias que impermeabilizan el suelo, aumentando la frecuencia de inundaciones, y parece que los incendios se propagan más fácilmente que en otro tipo de bosque.
- Estos impactos afectan especialmente a las zonas de cabecera de los valles, donde se encuentran los arroyos mejor conservados. Los ríos grandes muestran múltiples afecciones por los efectos de la industria, los residuos urbanos y las canalizaciones, por lo que buena parte de la biodiversidad fluvial se refugia en las cabeceras de los arroyos. Son precisamente estos los tramos que más dependen de la hojarasca como fuente de energía y que, a su vez, más riesgo tienen de que se planten eucaliptos en su entorno.
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