Foto de Victoriano Izquierdo en Unsplash
Según la definición establecida por el International Life Sciences Institute (ILSI Europe), un alimento funcional es aquel que le confiere al consumidor una determinada propiedad beneficiosa para la salud, independiente de sus propiedades puramente nutritivas.
Para elaborar alimentos funcionales, existen principalmente 5 métodos. Los describiremos a continuación, junto a imágenes de este tipo de productos que podemos encontrar en cualquier supermercado (en este caso, el 'paseo' ha sido por supermercados online).
Comenzamos por los 'sin', productos a los que se les ha eliminado un componente que causa un efecto perjudicial al consumidor en general o a un determinado grupo de consumidores. Por ejemplo, esta pizza sin lactosa ni gluten o el café descafeinado.
Seguimos con los alimentos 'con', a los que se les ha incrementado la concentración de un componente que ya poseía previamente el alimento convencional. Esto ocurre con los panes y galletas con fibra añadida o con los zumos enriquecidos en vitamina C. Son componentes que ya están en estos alimentos, pero se aumenta la cantidad.
El tercer método se basa en la suplementación de un alimento con un ingrediente que no poseía originalmente. Por ejemplo, bebidas vegetales a las que se añade calcio y vitaminas o bebidas enriquecidas con ácidos grasos omega 3 y vitaminas.
El cuarto método consiste en sustituir un componente con efectos perjudiciales o nocivos para la salud de la población en general o en un determinado colectivo por otro que posea efectos neutros o positivos. Por ejemplo, leche y derivados en los que las grasas saturadas se reemplazan por fuentes saludables e insaturadas.
También, la sustitución del aceite de palma en la receta de Nocilla por aceite de girasol y manteca de cacao o el uso de Stevia como edulcorante en el Cacaolat
Finalmente, también se pueden diseñar alimentos funcionales alterando la disponibilidad metabólica de alguno de los nutrientes presentes en un alimento convencional con el fin de obtener un efecto positivo sobre la salud. Por ejemplo Yogucol, que asegura reducir el colesterol gracias a los esteroles añadidos, y Densia, para mantener la densidad ósea.
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