Y de comer, insectos

'Alimentos del futuro'. Así es como a menudo se califican los insectos. Pero eso depende de la procedencia de quien lo diga, porque algunas especies de insectos se consumen desde tiempos muy pasados en algunas partes del mundo. Así comienza Manuel Pijoan el artículo 'El consumo de insectos, entre la necesidad y el placer gastronómico', publicado en la revista Offarm:

La entomofagia o alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo. Además de las pruebas arqueológicas que indican que esta práctica se remonta a los tiempos más antiguos, existen otras más antropológicas que evidencian la importancia que tuvieron los insectos en las dietas de nuestros antepasados homínidos. La entomofagia tampoco es una práctica rara, aberrante o meramente marginal: todavía hoy los insectos son una importante fuente de proteínas para los aborígenes australianos, para muchas culturas tribales de Sudamérica, de África, de Asia y de Oceanía, así como para otras poblaciones urbanas como los chinos de Pekín, los japoneses de Tokio o los mexicanos del Distrito Federal.
Ahora bien, en la Unión Europea no fue hasta 2015 que los insectos (enteros o sus partes) pudieron formar parte de las nuevas categorías de alimentos. Concretamente, se trata del Reglamento (UE) 2017/2283 del Parlamento Europeo y del Consejo de 25 de noviembre de 2015 relativo a los nuevos alimentos: «procede revisar, clarificar y actualizar, sobre la base de los avances científicos y tecnológicos registrados desde 1997, las categorías de alimentos que constituyen nuevos alimentos. Esas categorías deben incluir los insectos enteros y sus partes».

En mayo de 2021, el Comité Permanente de Vegetales, Animales, Alimentos y Piensos de la Unión Europea autorizó el consumo del gusano de la harina como alimento, ya sea como 'snack' o como ingrediente para elaborar otros alimentos.

Según un reportaje publicado en noviembre por laSexta, actualmente en España solo está permitida la venta de dos especies de grillos, dos especies de langostas, el gusano de la harina, la abeja y el escarabajo. Todos ellos están autorizados por la Unión Europea.

A los insectos comestibles se les atribuye ser una buena fuente de energía y de proteína de calidad. Veámoslo con un ejemplo real.

La empresa Micronutris está especializada en la cría de insectos comestibles, concretamente el gusano de la harina y el grillo.

En esta imagen se muestra uno de sus productos, Microdélices Classic Nature. Se trata de un envase que contiene 5 gramos de grillos, lo que equivale a 50 insectos. De hecho, el único ingrediente que figura en su composición son grillos enteros deshidratados.

En cuanto al etiquetado nutricional, se observa lo siguiente: 100 gramos de producto tienen un valor energético de 493 kcal, y contienen 26,10 gramos de grasas (de las cuales, 9,71 saturadas); 0,50 gramos de hidratos de carbono (de los cuales, 0,20 de azúcares); 5,70 gramos de fibra; 61,20 gramos de proteínas y 0,87 gramos de sal.


Como está concebido como un snack o refrigerio, calcularemos también estos valores para la totalidad del envase. Serían 24,65 kcal, 1,3 gramos de grasas (de las cuales, 0,49 saturadas); 0,025 gramos de hidratos de carbono (de los cuales, 0,01 de azúcares); 0,285 gramos de fibra; 3,06 gramos de proteínas y 0,043 gramos de sal.


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