«El código genético es la piedra Roseta universal de la vida, presente en todos los reinos del mundo vivo, desde bacterias hasta animales, lengua viva de todos los organismos que pueblan o han poblado este planeta desde que surgió la vida, hace casi 4.000 millones de años»
(Juan Carlos Izpisua Belmonte, Ángel Raya Chamorro y Diego Rasskin, El País)
El ADN y el ARN son los ácidos nucleicos que conforman la base del genoma. Ambos están compuestos de nucleótidos, que incluyen una base nitrogenada. En el ADN, las cuatro posibles bases nitrogenadas se identifican por las letras A, T, G y C; en el ARN, son A, U, G y C.
Cada tres letras (lo que se llama 'codón' o 'triplete') se codifica un aminoácido. Dicho de forma menos poética que la cita que encabeza este texto, el código genético es algo tan simple y a la vez tan complejo como las instrucciones por las que cada secuencia de tres nucleótidos se 'traduce' en un aminoácido, es «el proceso de traducción desde un texto escrito en las secuencias nucleotídicas a uno escrito en las secuenciasde aminoácidos». Existen 64 tripletes posibles y 20 aminoácidos que, a su vez, componen las proteínas.
Todos los seres vivos que habitamos la Tierra compartimos el mismo código genético. Es decir, en las células de un cactus, de una seta, de una mosca o de mi cuerpo, se produce la misma traducción. Salvo excepciones puntuales (como paramecios y mitocondrias), el código genético es universal, entendiendo aquí universal como algo común a todas las especies en la Tierra. Sea en el organismo que sea, siempre que se dé una secuencia con las mismas 3 letras se traducirá en el mismo aminoácido.
Aunque todavía no se sabe a ciencia cierta cómo se originó la vida en la Tierra, hace entre 3.800 m.a. y 3.400 m.a., sí que hay más consenso en que todas las células provienen de un mismo origen. De hecho, se habla de un último ancestro común universal a todas las formas de vida, LUCA.
El descubrimiento del código genético en los años 60 y la constatación de que era un mismo 'diccionario' para todas las especies aporta evidencias sobre la existencia de ese ancestro universal. Si (casi) todas las formas de vida comparten el mismo código genético, es lógico pensar que estas vidas están relacionadas. En resumen, se puede con concluir que el código genético tiene un origen único en todos los seres vives conocidos y, por tanto, que todos los organismos se han originado por la evolución de ese único ancestro.
Pero, igual que las personas que comparten una misma lengua no escriben o hablan de manera idéntica, compartir el mismo código genético no 'produce' seres idénticos, como demuestra la biodiversidad que hay en el planeta. Pese a compartir vocabulario, la forma de expresarse depende del total de palabras, de la selección de unas u otras, de la ordenación, del uso o no de subordinadas... Pues lo mismo ocurre con el material genético. Aunque los tripletes siempre representen los mismos aminoácidos, la cantidad y la ordenación nos hace distintos entre especies y dentro de cada especie.
Como hemos visto en el temario de la asignatura, cada individuo de cada especie guarda en el material hereditario información para construir un nuevo ser, un material que pasa de una generación a otra más o menos barajado y con ligeras variaciones genéticas.
Imagen de cabecera: de Isis França en Unsplash
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