¿Qué futuro climático estamos escribiendo?

El futuro climático no está escrito. Es cierto que el cambio climático, causado por los seres humanos, es una realidad. Sus consecuencias se muestran cada vez más evidentes. Sin embargo, de nuestra capacidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero dependerá la limitación del calentamiento en los próximos años. En ese sentido, un artículo publicado este abril en Nature asegura que «el calentamiento puede mantenerse justo por debajo de los 2 grados Celsius si todos los compromisos condicionales e incondicionales se aplican en su totalidad y a tiempo». Ahora bien, «para limitar el calentamiento no sólo "justo por debajo", sino "muy por debajo" de los 2 grados o 1,5 grados, se necesitan urgentemente políticas y acciones que permitan reducir drásticamente las emisiones en esta década, con el objetivo de que las emisiones globales de CO2 sean nulas a mediados de siglo».

¿Y si no hacemos nada por reducir las emisiones? Lo trata Mark Maslin en su libro How to Save Our Planet. Entre otras cuestiones, en 2100 las temperaturas globales habrán aumentado más de 4ºC; las temperaturas estivales superarán habitualmente los 40ºC y serán comunes las olas de calor con el mercurio llegando a los 50ºC. Además, sufriremos grandes incendios forestales, sequías fuertes y prolongadas, glaciares derretidos, subida del nivel del mar de más de un metro, inundaciones... Todo esto, con consecuencias en la alimentación y el acceso al agua en todo el planeta, causando migraciones climáticas y fallecimientos, y favoreciendo la propagación de epidemias entre una población mundial pobre y vulnerable. Para más detalle, este artículo de Maslin en The Conversation: 'Cambio climático: ¿Qué futuro nos espera si no hacemos nada?'. No estamos hablando de un futuro lejano: son menos de 80 años los que nos separan de ese escenario infernal. Es decir, no es necesario pensar en las generaciones que vendrán, sino en las que ya han nacido.

Lamentablemente, a estas alturas de la película no podemos acabar con el cambio climático. Pero si lo damos todo por perdido, nos sumiremos en la inacción y entonces sí que diremos adiós a la posibilidad de mantenernos dentro de ese margen 'de seguridad' fijado en los 1,5ºC-2ºC de aumento de la temperatura. Nos queda una oportunidad para frenarlo, para mitigarlo, pero haciendo todo lo posible, sin ambages ni titubeos. 

El último informe del IPCC incluye las trayectorias socioeconómicas compartidas (SSP, por sus siglas en inglés), cinco posibles futuros escenarios en función de la economía global y las emisiones del futuro. De esta manera, cada una de las SSP predice una situación diferente de emisiones de gases de efecto invernadero y de aumentos de temperatura, según las políticas climáticas implementadas. Se trata de una proyección que va del año 2000 al 2100. Estos posibles escenarios son:

  • SSP1: Sostenibilidad, tomar el camino verde
  • SSP2: El camino del medio
  • SSP3: Rivalidad regional, un camino rocoso
  • SSP4: Desigualdad, un camino dividido
  • SSP5: Desarrollo impulsado por combustibles fósiles (tomar la autopista)

De Sfdiversity - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0

Todos los escenarios estiman un aumento de la temperatura de aquí al 2100, pero el rango probable va de los 1.0-1.8 del SSP1 a los 3.3-5.7 del SSP5 (para el período 2081-2100). 

Coincidiendo con la cumbre de Glasgow, la COP26, El País elaboró una infografía interactiva que merece ser destacada. En ella, se consideraron tres de estos escenarios (el SSP1, el SSP2 y el SSP5) y, partiendo de los trabajos del IPCC, se elaboró un mapa que permite explorar los futuros posibles en cada región del planeta: cuántos días de más de 40 grados, la temperatura media anual, cuántos días seguidos de sequía y la precipitación media anual.

Con todo lo que ya sabemos y vivimos, y las voces de alarma de la comunidad científica para el futuro más inmediato, me niego a pensar que caminamos hacia el escenario más pesimista, el SSP5. Sin embargo, a nivel global tampoco se están haciendo políticas valientes para alcanzar el escenario más optimista, el SSP1. Recordemos que en el punto de mira de la COP26 estaban los combustibles fósiles, y el carbón en particular, por su contribución a las emisiones de CO2. De hecho, estaba previsto que la declaración final de la conferencia abogase por su eliminación. Sin embargo, la oposición de varios países y el bloqueo de las negociaciones logró cambiarlo por 'reducción'. Por tanto, la cumbre terminaba con acuerdo entre las partes, pero posponiendo una vez más la inaplazable acción contra la crisis climática. 

Entonces, creo que el escenario más plausible estaría entre el SSP2, el SSP3 y el SSP4. Se están tomando medidas, pero no lo suficientemente drásticas. Y dentro de estos tres escenarios, sí que me sitúo en el más pesimista: con un aumento de las desigualdades tanto entre los países como dentro de ellos (algo que pasa también en otras crisis, como la provocada por la COVID-19); con sociedades que sirven de mano de obra a otras sociedades; con conflictos y disturbios avivados por el malestar social; con inversión en alta tecnología, quienes la puedan pagar; apostando por energías renovables, pero a la vez sin parar de quemar combustibles fósiles mientras queden; y centrando las políticas medioambientales en los problemas locales de las zonas de ingresos medios y altos, mientras seguimos con el extractivismo allí donde nuestros ojos no alcanzan a ver. Si no se imponen antes los límites del planeta, este es el futuro climático que leo.

Photo by Juan Manuel Sanchez on Unsplash

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